viernes, 26 de abril de 2013

Cuando los ademanes te delatan



Todos sabemos que tanto los ademanes como los gestos, canalizan -a veces de manera inconciente- nuestras emociones y por qué no nuestros más íntimos pensamientos.

Para muchos la comunicación no verbal es inconsciente, vale decir, que prestamos mayor atención al lenguaje hablado más que al lenguaje silencioso que transmite nuestro cuerpo.

Existen personas interesadas en cambiar determinados movimientos corporales que son desfavorables, desde el punto de vista de la comunicación interpersonal, por otros que favorezcan una imagen asertiva. Sin embargo también hay personas que, a pesar de que su comunicación en conjunto genere rechazo público, considera positivo potenciar lo desagradable creando, así, un personaje al mejor estilo teatral.

Si conocemos nuestros gestos, ademanes y posturas que nos favorecen, podemos llevarlos al plano conciente, de manera de utilizarlos convenientemente. Pero no nos engañemos, los cambios no son mágicos sino que llevan muchas horas de entrenamiento y estudio puesto que la comunicación no verbal siempre responde a una estructura más compleja que el raciocinio: nuestras emociones.

Todos los elementos que las personas llevan en sus manos, como por ejemplo bolígrafos o gafas, son auxiliares reveladores que delatan los gestos y ademanes prohibidos.


Un ejemplo de lo mencionado, es la acción básica de llevar el dedo, la lapicera, o cualquier otro elemento a la boca, lo que indica una clara -y, a veces, desesperada- búsqueda de seguridad. Desmond Morris dice que esto es el reflejo de buscar el seno materno y  se produce cuando estamos nerviosos o inseguros frente a un interlocutor o a un auditorio. Por lo general, dura varios segundos, y responde claramente a un estado emocional.

Toda persona agresiva transmite un lenguaje corporal negativo y hay personas que a primera vista nos parecen irritantes, principalmente aquellas que señalan o apuntan con el dedo que siempre es el dedo índice.


Este gesto tiene un significado altamente agresivo, es culpar, señalar, obligar de forma subliminal a otra persona y además, es humillante pues quien lo utiliza lo refuerza con una mirada intimidante hacia su interlocutor, como si le dijera: "¡es tu culpa!” o “¡te estoy hablando!”. 

La reacción de la persona señalada con el dedo será de defenderse del atacante pensando "¿quién te crees para decirme a mi lo que debo hacer?",obviamente su postura corporal cambiará y se cerrará a la conversación, se centrará exclusivamente en la persona agresiva y no en su mensaje verbal.

Quienes han creado este "personaje", suelen creer que están -en todo sentido- por encima de la persona a la que señalan, esgrimiendo sin muestras de vergüenza su autoridad o poder.

Rara combinación en un equipo de trabajo: un inseguro inconciente y un agresivo concientemente potenciado.

por Edith Pardo San Martín
(Se permite la reproducción de este artículo con mención de la autora)

martes, 2 de abril de 2013

Los principios de Fayol ¿sólo para la empresa?






Hace muchos años entendí que mi profesión, estaba íntimamente relacionada con algunos de los principios de la ciencia de la Administración, enunciados por el ingeniero francés Henry Fayol. Fayol, uno de los padres de la Administración –el otro indiscutiblemente fue F.W. Taylor- fue quien definió en forma más precisa  que la función administrativa posee una incidencia decisiva sobre el personal de la empresa. Su libro Administration industrielle et générale, publicado en París en 1916, ha permitido acceder a sus más importantes conceptos sobre la Administración.

Resulta importante destacar que las investigaciones de Henry Fayol, se basaron en un enfoque sintético, global y universal de la empresa, trascendiendo su época y la rama de la industria en la cual se desempeñaba. Sus estudios le permitieron crear una serie de 14 principios donde entre otros se destacan la disciplina, la autoridad y la correcta delimitación de funciones, lo que a su juicio toda empresa debería aplicar para lograr los más altos índices de eficiencia.

Las “máximas” redactadas por Fayol, pueden aplicarse con provecho a todo proyecto o emprendimiento humano. En nuestro caso, aquellas que más contribuyen a un buen desempeño profesional en todas las actividades protocolares o de organización de eventos que se diseñan, son las siguientes:

1) Conducción: También llamado por la literatura de la Administración como principio de “la unidad de mando” indica que una persona debe recibir órdenes de un sólo superior, evitando así, cruces de indicaciones, confusión y un potencial conflicto.
2) Autoridad: si bien el cargo otorga la autoridad formal, esto no siempre indica capacidad de liderazgo. Se necesita tener la capacidad moral de dar órdenes y que ellas se cumplan.
3) Dirección: toda actividad debe poseer un programa y todo objetivo una secuencia de procesos y el plan específico para su logro, contando con un responsable para cada acción.
4) Centralización: a veces llamado principio de “la delegación efectiva”, indica que cualquier actividad debe ser conducida por una sola persona. Si bien un gerente mantiene la responsabilidad final, se necesita delegar al capital humano la capacidad de supervisión de cada actividad asignada, y con ella la responsabilidad subsecuente a las consecuencias obtenidas.
5) Resignación del interés particular al general: los intereses de la empresa predominan por sobre las individualidades. El beneficio de la mayoría es el objetivo principal.
6) Disciplina: las reglas de la empresa deben ser respetadas por todos los empleados y también los principios básicos de convivencia en ella. Un buen líder logra acuerdos justos frente a un conflicto y aplica sanciones con justicia.
7) División del trabajo: una empresa se desempeña adecuadamente si las funciones están bien delimitadas y divididas. Cada persona debe ocupar el cargo más adecuado según sus talentos y especialidades, conocer cómo es su trabajo y qué se espera de ella.
8) Jerarquía: una empresa debe poseer un organigrama y una pirámide organizacional, donde la jerarquía de cargos deben estar claramente definidos y expuestos.
9) Trabajo en equipo: El trabajo debe ser colaborativo, lo que al mismo tiempo contribuye para generar un mejor ambiente laboral.

Lo mencionado al inicio en este breve artículo, también guarda relación con mi percepción acerca de que el Protocolo y Ceremonial son transdisciplinas que se nutren de diferentes materias y ciencias, entre las cuales podemos nombrar –si bien no exhaustivamente- las siguientes: Historia, Derecho, Psicología, Sociología, Negociación y gracias a Fayol, la Administración.


por Edith Pardo San Martín
(Se permite la reproducción de este artículo con mención de la autora)