Antes
de comenzar este relato, es necesario aclarar que realizo tareas de
consultoría de Imagen junto al equipo de mi Consultora, analizando y
concientizando a cada cliente sobre lo imprescindible de que conozca
sus propias competencias comunicacionales, observando las diferentes
posibilidades de cambiar antiguos paradigmas y diseñando un
aprendizaje para administrar los códigos que guían las relaciones
interpersonales.
Hace poco tiempo me ocurrió, que fui convocada por una persona que integra mi red LinkedIn cuyo trabajo es realizado en forma personalizada o "bespoke".
La
entrevista de conocimiento con esta persona, duró más de una hora
durante la cual estuve analizando su imagen así como su estilo
personal y profesional respecto de su forma de comunicarse con las
personas y su vinculación con las diferentes redes sociales en
relación a los contenidos más adecuados a su profesión y al target
al cual deseaba llegar.
Le
efectué algunas recomendaciones respecto de lo mencionado, tales
como el cambio de la fotografía de perfil y el de ciertos vocablos
por sinónimos que le otorgarían mayor prestigio a su actividad
-puesto que esto es uno de los puntos en los que me había hecho
hincapié-, además de numerosas actividades y reformas para realizar
en diferentes plazos de tiempo.
El
potencial cliente me escuchó con gran interés y concentración
hasta que, como corolario de la reunión, le ofrecí enviarle un
informe de lo observado con actividades concretas y detalladas a lo
que agregaría el importe de los honorarios de la Consultora y la
forma de pago de los mismos.
Luego
de transcurrido un lapso prudencial para que pudiera estudiar la
propuesta, le envié dos mensajes por e-mail, recibiendo de su parte
misivas tan escuetas que rayaban casi con la falta de educación.
Nunca recibí una respuesta o contra propuesta, ni tampoco contrató mis servicios, y ahora he tenido la oportunidad de constatar que está implementando todas las recomendaciones que le hice en la entrevista inicial.
Al requerirle vía correo electrónico una reunión, explicitando que había visto los cambios que había producido de acuerdo a las recomendaciones mencionadas, me preguntó con fingida inocencia: "¿qué recomendaciones?"
Obviamente,
siempre hay oportunidades para seguir sorprendiéndose ¿será que
las personas han perdido todo respeto por el trabajo ajeno,
acrecentando su egoísmo y codicia?