sábado, 9 de abril de 2016

El móvil, aliado o enemigo de tu imagen


Hace unos días, en un viaje relativamente corto en taxi, tuve la oportunidad de iniciar una interesante conversación con el conductor a raíz de que, a pesar de ser un día muy lluvioso y desapacible, le hubiera saludado con una sonrisa.

Me comentó que rara vez le sucedía algo similar y que, estadísticamente, al final de su jornada laboral, casi un 70% de sus pasajeros sólo le indicaban el destino del viaje y que se sumergían en sus móviles. “Ni saludo, ni gracias”, finalizó su comentario.

Seguimos intercambiando ideas sobre el tema, debo admitir que me agrada dialogar en circunstancias como ésta, pues siempre es posible aprender algo nuevo o encontrar inspiración para escribir.

Así continuó mi viaje hasta que otra de sus frases me impactó y la reservé en mi memoria, pues sabía que sería el germen de una nota: “El problema, en mi opinión, es que en los hogares ya no hay comunicación”.

Y a renglón seguido, continuó su hipótesis mencionando que muchas veces había visto en familiares cercanos, el mismo comportamiento que tienen sus “pasajeros silenciosos”: algunos ensimismados en juegos y otros mirando las redes sociales.

Llegamos al final de mi viaje y de la conversación, ambos concluimos que, lamentablemente, las tecnologías de avanzada se han infiltrado en el corazón del hogar. Me despedí del conductor y caminé unos metros bajo la lluvia implacable y recordé el estupendo video que me había enviado mi amigo Dani, sobre la comunicación entre padres e hijos.

Curiosamente el video lo realizó uno de los hijos protagonistas y, sin dudas, la creatividad de su padre le había calado hondo. 


No son pocas las veces que se realizan posteos en ésta y en otras redes, sobre el abuso del teléfono móvil en reuniones profesionales o sociales, llegándose a prohibir su utilización en algunos ámbitos.

Cuando hablamos de las habilidades sociales, siempre hacemos hincapié en la importancia que tiene el sentido común en el comportamiento y presentación de las personas.

El efecto del sentido común sumado al sentido de la oportunidad, puede ser un impulsor o destructor de la imagen personal, claro, según sea cómo se apliquen.


Por Edith Pardo San Martín


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